Al contratar un seguro de construcción, es fundamental seleccionar coberturas que protejan frente a los riesgos inherentes a la actividad de obra. Las coberturas básicas deben incluir el riesgo de obra, que cubre daños accidentales o pérdidas en la construcción, desde los cimientos hasta la estructura completa.
La responsabilidad civil es igualmente esencial, ya que protege frente a reclamaciones por daños a terceros o lesiones que puedan ocurrir en el sitio de la obra, garantizando una gestión segura de los riesgos legales y financieros durante todo el proyecto.
Coberturas adicionales como todo riesgo montaje y avería de maquinaria resultan muy beneficiosas, protegiendo equipos y maquinaria utilizados en la obra y evitando retrasos significativos por fallos o daños. Otra opción clave es la cobertura de pérdida de beneficios, que compensa la interrupción de ingresos en caso de retrasos provocados por un siniestro cubierto. Estas coberturas complementarias ofrecen seguridad adicional y ayudan a mantener la estabilidad financiera del proyecto de construcción.



